El epicentro de los padecimientos esta sobre la Av. San Martín, a lo largo y ancho. No solo en el km 8 donde funciona el Casino, sino en varios puntos de la avenida, como ser km 7, 9, 10, que se expande por varias cuadras. Desde la Secretaria de Obras y Servicios Públicos han explicado en varias ocasiones, «la desaprension de los comerciantes, vecinos, entre otros». Pero las explicaciones ya no tiene sustento, se deberá trabajar seriamente para lograr la puesta de las redes cloacales.
El olor putrefacto que se respira, particularmente cuando hace mucho calor y transcurre demasiado tiempo sin llover, es insoportable y, lógicamente, afecta a quienes viven o trabajan allí y a sus economías.
Lejos de ser una novedad, el problema viene de larga data, 2012 comenzaron los primeros pasos para la instalación definitiva de las obras de cloacas. La primera etapa tuvo su inicio en el barrio Engwald, lo que demandó alrededor de $ 20.890.000. A partir de allí se hicieron algunos trabajos, pero no se logro erradicar esta situación de malestar. La grandes construcciones continúan, hay muchas demandas de comercios, pero el gobierno de 20 años municipal no tuvo la gestión necesaria para acompañar el crecimiento. Hoy se agudiza el problema, el olor «invisible» se agiganta.