Momentos de gran emoción se vivieron en la plazoleta «Roberto Omar Ballesteros» en la mañana de este domingo, 2 de febrero, frente al Banco Macro de la localidad de El Soberbio, cuando efectivos de la Comisaría local depositaron una ofrenda floral al pie del monolito que lleva el nombre del policía asesinado hace exactamente cinco años en resonante hecho del asalto a la entidad bancaria.
Es que precisamente en homenaje al efectivo caído, la plazoleta que esta ubicada frente al banco lleva su nombre.
«Se cumplen años del trágico hecho, quiero que esto sirva para reflexionar lo que pasó para homenajear a Balllesteros», dijo Guillermo Mascheroni, oficial a cargo de la Comisaria de El Soberbio.
Al hacer referencia a Ballesteros, Mascheroni dijo, «era un adelantado en cuanto a los parámetros que exige la Jefatura. Solidaridad, respeto y calidad en la atención a la gente, no importaba las circunstancias, lo que estuviera pasando, siempre dispuesto con una sonrisa».
El hecho
Siete hombres armados para la guerra, con fusiles M16 y AR15, vestidos como policías militares de Brasil, mataron a un policía, hirieron de gravedad a un gendarme, tomaron dos rehenes y huyeron cruzando el río Uruguay con poco más de 1,5 millones de pesos de la sucursal del Banco Macro en la localidad de El Soberbio el 2 de febrero del año 2015.
El suceso ocurrió a las 8.15 cuando desde una camioneta Hyundai Veracruz, desembarcaron en el banco de la avenida San Martín los siete maleantes, cinco con pasamontañas y los presuntos líderes con gorras, pero todos con vestimenta militarizada verde oliva y con el gatillo caliente.
En menos de 30 segundos redujeron al agente de policía que cumple servicio adicional de piso en el banco, mientras que al uniformado de la casilla blindada lo sacaron a puro plomo de metralla.
Por resistirse, y demostrando absoluta crueldad, Roberto Ballesteros fue ejecutado por los asaltantes brasileños, arrodillado al lado de su compañero y con su jefe boca abajo sobre el asfalto frente al banco, a la vista de la gente que huía y la que quedó inmovilizada por el estupor de una escena de gritos y balas, dos de ellas efectuadas contra un gendarme que a 100 metros del banco se bajó sin sospechar nada de lo que estaba sucediendo. Uno de los maleantes desde el techo de un local comercial lindante a la escena del asalto le apuntó y le dio en el pecho y brazo izquierdo y el proyectil restante le rozó el cuero cabelludo.
Mientras esto sucedía en la calle, dentro del banco los demás sujetos formaron un escudo humano con los clientes frente al local. A una decena de desesperados vecinos los obligaron a tomarse de la mano y pararse mirando hacia la calle, en tanto los restantes mantenían inmovilizados al gerente Roberto Alfredo Patzer y sus directores y exigían todo el dinero posible.
Sólo alcanzaron a juntar dos bolsos con más de un millón y medio de pesos y decidieron darse a la fuga, a los gritos en portugués, que los testigos señalaron a El Territorio no correspondía con la tonada regional, sino más bien al de las grandes localidades de Santa Catarina, como coincidieron los investigadores de la Policía de Misiones que formaron parte del intenso rastrillaje de la Unidad Regional VIII, apoyados por la Prefectura y Gendarmería.
Pero cada paso del plan estaba jurado cumplir, porque tomaron dos rehenes, dos hombres: uno de 70 años aproximadamente y circunstancial cliente del banco y al propio gerente, para la huida en la misma lujosa camioneta sin patente y sin identificación de marca visible.
Tomaron el mismo sentido de la calle hacia la ruta costera 2, camino a Colonia Delicia y Colonia Aurora. A los dos kilómetros recorridos, y después de efectuar disparos al que se le cruzara, arrojaron a los rehenes de la camioneta e hicieron ocho kilómetros más hasta el acceso al paraje Iguana en la orilla del Uruguay.
Allí, dos embarcaciones los esperaban, y tras seguir un camino de difícil acceso, pero señalizado en pleno monte con marcas en los árboles lograron introducirse en la espesa vegetación y llegar a la costa.
La camioneta tenía reservado un lugar cubierto para no ser vista desde el aire, y el trayecto que recorrió era tan preciso y marcado que ni un rayón de arbusto recibió.
Mientras se preparaban para cruzar el río, una patrulla de efectivos de la comisaría de El Soberbio, con relativo conocimiento de la zona, siguió un trillo sospechoso y a las 11.30 el oficial Mascheroni ubicó los movimientos de los sujetos, dio la voz de alto y la respuesta fue nuevamente disparos y gritos.
Mientras se preparaban para cruzar el río, una patrulla de efectivos de la comisaría de El Soberbio, con relativo conocimiento de la zona, siguió un trillo sospechoso y a las 11.30 el oficial Mascheroni ubicó los movimientos de los sujetos, dio la voz de alto y la respuesta fue nuevamente disparos y gritos.
Agentes del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía próximos al lugar corrieron por el monte y se sumaron al intento por capturar a los asaltantes, pero éstos lograron subirse al bote restante y desaparecieron.
Del otro lado de la orilla, más precisamente en el municipio de Tres Passos -distante a unos 40 kilómetros de la costa-, policías brasileños aproximadamente una hora más tarde confirmaban que cuatro sujetos con pasamontañas y una pistola nueve milímetros, robada a uno de los custodios del banco presumiblemente, fueron atrapados porque el rodado Honda Civic en que se fugaban se habría averiado.
Además, la Policía brasileña también investigaba los pasos de una sospechosa Chevrolet Captiva que fue vista por la misma zona y aparente huyó luego hacía Alto Barreirinho, localidad ubicada entre Tiradentes do Sul y Crissiumal. Fuente el territorio.