La participación en modo presencial del presidente Nicolás Maduro en la CELAC, que comenzará el próximo martes, se puso en duda en las últimas horas por el temor del venezolano a ser detenido en Buenos Aires y pasar un mal momento, además de generar un escándalo diplomático con Argentina, según pudo saber La Política Online.
Ahora, la participación de Maduro en la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, a al que concurrirán al menos 14 jefes de Estado y Christopher Dodd, como enviado de Joe Biden, se evalúa hacerse a través de Zoom para evitar mayores inconvenientes.
Desde que se confirmó el viaje del presidente venezolano, el ala dura de Juntos i nició una fuerte campaña pidiendo el arresto del mismo: «Si Nicolás Maduro viene a la Argentina, debe ser detenido de manera inmediata por haber cometido crímenes de lesa humanidad», publicó en su cuenta de Twitter Patricia Bullrich este jueves.
«Tal como ocurrió con Pinochet en Londres, en 1998. La Justicia debe actuar en resguardo de la vigencia universal de los derechos humanos», agregó la presidenta del PRO y a partir de allí la campaña en contra del mandatario de izquierda fue creciendo. El mismo Rodríguez Larreta, a instancia de Waldo Wolff, se reunió con representantes de la comunidad venezolana «que tuvieron que dejar todo en su país y empezar de cero en otro lado por culpa de la dictadura de Nicolás Maduro», escribió el alcalde porteño.

A las declaraciones políticas, se sumó un pedido de indagatoria a Maduro impulsado por resientes en Argentina representados por el abogado Tomás Farini Duggan, publicó Infobae. En la presentación judicial se acusa al gobierno bolivariano de aplicar torturas físicas y psicológicas, amenazas y condiciones carcelarias inhumanas contra opositores y aseguran contar con testimonios directos de los abusos de derechos humanos.
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En consecuencia, las alertas sonaron en el entorno de Maduro que desde la semana pasada mandó a Buenos Aires una avanzada de protocolo y seguridad para analizar la situación. Según fuentes al tanto de la organización de la cumbre, contaron a LPO que el gobierno venezolano le pidió a Cancillería la posibilidad de participar a través de videollamada.
La noticia fue un baldazo de agua fría para Alberto que contaba con Maduro como invitado estrella, cerraba su presidencia pro tempore y el comienzo de su campaña a la reelección con una foto junto a los principales líderes progresistas de la región, una de las cosas del poder que más disfruta el presidente argentino.
Sin embargo, en el gobierno bolivariano temen que algún juez con ganas de estrellato ordene la detención del mandatario o del avión como sucedió con el Boeing 747 propiedad de la Empresa de Transporte Aerocargo del Sur (Emtrasur), filial de la aerolínea estatal venezolana Conviasa, que estuvo retenido en Argentina con tripulantes vinculados a la Guardia Revolucionaria iraní por orden de Estados Unidos.
Lo cierto es que en esa ocasión, Alberto Fernández tuvo pocas herramientas para resolver el tema rápidamente y los venezolanos dudan que tenga espaldas para evitar una orden de arresto contra Maduro que lo hagan pasar un mal rato.