María Bentacuort es la Mamá de Rosa López, la joven que recibió numerosas heridas en su cuerpo y en su cabeza. Se trata de un ataque femicida, el sujeto con frondoso prontuario está detenido.
María vive o sobrevive en el kilómetro 18 (Bª Unidad), está sumergida en una extrema pobreza, la casa solo posee dos piecitas, hechas con urgencia y con pedazos de maderas precarias.
Rosa Lopez necesita una cama, duerme en la de su madre, hay mucha necesidad, no cuenta con dinero para trasladarla al Hospital, debe esperar la ambulancia, y todas las donaciones que puedan recibir serán bendecidas.
“Ella detrás de la cabeza tiene veintiocho cortes, hasta ahí pude contar, después ya no tuve coraje” cuenta la Mamá. Su hija tendrá mucha dificultad para recuperarse plenamente, “el médico me dice que tendrá secuelas, es muy doloroso”. El ataque se produjo en el barrio Elena km 1, el ensañamiento de Oscar V. fue bestial, tremendo, despiadado, pocas veces vistas.
Hace mucho frio en el patio, alrededor, muchas casas viejas con marcas de desidias y desolación. Los chicos corretean con pocos abrigos, buscando pedazos de maderas para el fuego, un gran tizón que humeara, será la única compañía para aplacar el frió. “Acá atrás de casa pasa el arroyo”, a pesar de las medias de invierno puestas, la humedad enfría los pies.
María espera a su hija con entusiasmo, cuenta con orgullo que ella quiere estar en su casa, “está ahora con su hermana, pero quiere venir a casa, veo si conseguimos dinero para el remis” dice.
Rosa tiene seis hijos, todos menores de edad, se encuentran en la localidad de Andresito con su primer esposo. “Ella la quiere ver, se pasa preguntando por ellos…”.
El sector de salud se contactó con nosotros, fuimos con el canal (4), llevando la donación, una cama, frazadas, sabanas, y algo de mercaderías. Rápido se hizo de noche, a duras penas pudimos ubicar la casa, gracias a la colaboración de los vecinos pudimos llegar.
Transitar por la calle se hace difícil, está en malas condiciones, mi compañero Marcelo (camarógrafo) gentilmente cedió su camioneta, debió realizar peripecias para viajar algo cómodo.
Antes de llegar a la vivienda, un joven me pregunta a quien buscábamos, y en el transcurso de la charla, me conto que no trabaja, que hace “changa”, no puede ir al monte por la situación de la cuarentena. Como haces para sobrevivir al día? Pregunto: -«y solo trato de cuidar lo poco que puedo comer, suerte que vivo solo, cada día se hace más difícil, nose que vamos hacer si esto continua algunos días más». Pequeña historia que resume la vida de los vecinos que vive en el barrio.
María nos cuenta que un empresario se comprometió donar fenólicos y carne para recaudar fondos. “No me sobra tiempo ni siquiera para lavar un plato, porque debo estar con ella, es como un chico, hasta para comer debo darle en la boca…”. “Soy una mujer muy humilde, lo poco que tengo comparto con ella” dice con voz temblorosa.
Maria se sonríe y nos dice, «envíame audios, porque yo nose leer, por eso a veces no contesto».
En estos últimos días, hemos escuchados palabras como “solidaridad, igualdad de oportunidades, trabajar para los que menos tienen, estar donde el humilde necesita, igualdad
social, etc, etc”. También hemos visto a muchos funcionarios desplazarse con pomposas camionetas, presentes en los medios televisivos, digitales, hablando con el “corazón hacia lo más humildes”. En tanto la familia de María, como tantas otras de los barrios de Unidad y Oleaginosas, siguen subsistiendo a la buena del destino.
El caso: Rosa López, de 36 años, la noche del 3 de mayo pasado, fue a buscar sus pertenencias a una casa del barrio Elena que compartía con el hombre, en una discusión Oscar V. la ataco salvajemente, le propino 30 machetazos en la cabeza, además de numerosos cortes en las piernas y brazos. Oscar estuvo preso por doble homicidio, 16 años de prisión.
Según Rosa, esa noche vino a cuestionar por presuntas denuncias presentadas contra el porque había estado preso. “A mi no me cuesta matar a persona” le habría manifestado.