Pasaron cinco meses del brutal asesinato del cabo de policía Mauricio Miñarro (35), ejecutado de un disparo en la cabeza mientras cumplía funciones en el Aeroclub de Eldorado, el pasado 30 de diciembre de 2024. A pesar del tiempo transcurrido, la causa sigue envuelta en hermetismo judicial, sin detenidos firmes ni avances sustanciales, lo que ha encendido la indignación de su familia y de gran parte de la sociedad misionera.
Bajo el lema “Justicia por Mauricio Miñarro”, sus familiares y allegados convocaron a una marcha pacífica este miércoles 4 de junio a las 17:00, con punto de partida en la Plaza Colono (Km 6) y destino final en la Plaza Principal, en una nueva exigencia pública ante lo que consideran una alarmante falta de respuestas por parte del poder judicial. “La justicia no llega si no la exigimos juntos”, expresaron los organizadores.
Un crimen dentro de la fuerza y sin una sola pista clara
Lo que más desconcierta del caso es que el homicidio se produjo en una dependencia policial, sin cámaras de seguridad, sin testigos y sin indicios certeros sobre los movimientos en la escena del crimen. Ni vehículos, ni personas sospechosas, ni ruidos: nada fue visto ni oído en el solitario predio del Aeroclub esa madrugada.
Mauricio fue hallado sin camisa, en shorts y ojotas, lo que sugiere que estaba dormido al momento de ser atacado. Recibió dos impactos de bala, uno en el brazo y el fatal, en el pecho. Según las pericias, el autor del disparo usó una pistola 9 mm con precisión de especialista, lo que refuerza la teoría de que el atacante podría haber sido alguien de la propia fuerza o con entrenamiento similar.
Sin justicia, con sospechas y un liberado
El único detenido en la causa, Miguel Báez (34), fue excarcelado en abril tras pagar una caución de 3 millones de pesos. Imputado por encubrimiento, permanece bajo investigación, pero no reveló información útil ni aportó pistas que permitan avanzar. Su liberación, dispuesta por la jueza María Laura Rodríguez, fue cuestionada por la familia del cabo.
Mientras tanto, las pericias de parafina —una de las pocas esperanzas técnicas que quedan— siguen sin resultados públicos y la hipótesis del robo de avionetas sigue siendo una incógnita .
Cinco meses después del crimen, la causa permanece bajo secreto de sumario. Pero la familia de Miñarro no baja los brazos. Afirman que el asesino fue alguien de confianza y no descartan que haya protección interna detrás del silencio.
Este miércoles, con una nueva movilización, buscan que el caso no quede impune ni olvidado, y que la Justicia responda con algo más que silencio.