Fue una de las remontadas más contundentes de la historia reciente de la política argentina y una de las claves del triunfo de La Libertad Avanza (LLA) en las elecciones legislativas de este domingo. La provincia de Buenos Aires, el escenario que hace apenas 49 días le había dado una derrota rotunda al Gobierno, esta vez resultó la gran sorpresa de los comicios.
Con el 98% de los votos escrutados, LLA obtenía el 41,45% de los votos contra el 40,92% de Fuerza Patria. La diferencia es mínima y habla de casi un empate, pero lo llamativo es que, en menos de dos meses, la agrupación de Javier Milei recortó 14 puntos en el distrito. Y lo hizo pese a que José Luis Espert, su primer candidato a diputado, se tuvo que bajar de la contienda acusado de vínculos con el narcotráfico. Además de aire fresco para un Gobierno que venía lastimado, el resultado le otorgó 17 bancas, contra 16 que ganó el peronismo. ¿Cómo se explica semejante recuperación del Gobierno? Entre la elección del 7 de septiembre y esta LLA sumó 880.000 votos. Una bestialidad. Los votantes nuevos fueron 335.800.
Si todos votaron a los libertarios, algo imposible, igual faltan más de medio millón de votos violetas. ¿De dónde salieron? Lo primero que hay que decir es que la remontada no distinguió geografías. La proeza de LLA se dio a lo largo y ancho de sus 307.571 km². En 133 de sus 135 municipios, la fuerza de Milei ganó votos en relación a su performance del 7 de septiembre. El epicentro de ese giro libertario fue en General Lavalle, donde LLA sumó 32 puntos porcentuales.
Otros distritos que apuntalaron la resurrección violeta fueron Ramallo y San Nicolás, donde LLA sumó alrededor de 28 puntos porcentuales. En este último municipio gobierna Santiago Passaglia, que impulsó un frente propio que obtuvo el 24% de los votos en la elección provincial. Ya sin la necesidad de defender la gobernabilidad de su territorio, muchos de los votos de Passaglia se fueron esta vez a los candidatos de Milei. Algo similar ocurrió en otros distritos y es una de las explicaciones del cambio de tendencia. Hubo apenas una excepción que se resistió al crecimiento libertario. En Tres de Febrero los libertarios perdieron puntos porcentuales entre la elección provincial y la nacional.
Lo curioso es que el distrito está gobernado por un intendente violeta, Diego Valenzuela. La caída, hay que decirlo, fue chica, de alrededor de 3 puntos, y desde el piso de una elección provincial que había sido muy buena para los libertarios. Valenzuela fue candidato en las elecciones provinciales y empujó la boleta de LLA, algo que no ocurrió en esta elección y explica la sutil caída. En el caso de General Pueyrredón (Mar del Plata), los libertarios perdieron cerca de tres puntos porcentuales, pero sumaron 32.000 votos. El intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, también encabezó la lista en las elecciones provinciales.
En la cuarta sección electoral —en el norte de la provincia— ocurrió un fenómeno que puede explicar parte de la recuperación libertaria. En las elecciones provinciales, los intendentes Pro se habían rebelado ante las imposiciones que pretendía el Gobierno para sumarse a la alianza violeta. Cansados de las negociaciones infructuosas, varios se sumaron a Somos Buenos Aires, la alianza de peronistas y radicales disidentes. El 7 de septiembre, esa opción sacó allí casi el 20% de los votos.
Ayer, en cambio, donde los cargos que discutían eran nacionales, los libertarios recuperaron 18 puntos porcentuales. Los incentivos de los intendentes para movilizar el voto en sus distritos, resulta evidente, cambiaron. Incluso en la populosa tercera sección electoral, la meca del PJ y el lugar que había elegido Cristina Kirchner para postularse hasta que una condena por corrupción la sacó de la carrera, LLA logró mejorar sus resultados. El 7 de septiembre había perdido por 15 puntos.
Esta vez, el partido de Milei recuperó 6 puntos de esa diferencia. El resultado en la última, y la más relevante, del largo ciclo de elecciones celebradas este año fortalece al Gobierno y su estrategia electoral, que fue muy criticada por los anteriores resultados adversos. A su vez, debilita a Axel Kicillof. El gobernador de la provincia de Buenos Aires impulsó el desdoblamiento de las elecciones frente a la resistencia de Cristina Kirchner, quien consideraba que podría atentar contra el compromiso de los intendentes peronistas. Los resultados parecerían haberle dado la razón a la expresidenta.
