La situación del transporte público en la ciudad sigue siendo alarmante. La empresa Kenia, a cargo del servicio de colectivos, continúa prestando un servicio deficiente que afecta a miles de vecinos. A pesar de las protestas, reclamos y planteos de los usuarios, la empresa mantiene una postura mezquina, con decisiones que agravan el malestar de la comunidad.
En las últimas semanas, se han reducido aún más los recorridos. Esto ha generado una mayor acumulación de pasajeros en cada parada, en horarios cada vez más limitados y con frecuencias que no alcanzan a cubrir la demanda mínima.
Desde el Concejo Deliberante, lejos de revertir esta preocupante situación, se aprobó el pliego que posiblemente, permita la continuidad de Kenia como prestataria del servicio. Esta decisión ha generado indignación, ya que no existen garantías reales de mejoras en el corto ni mediano plazo.
Mientras tanto, la empresa se traslada a un nuevo predio en el barrio Roulet. Allí, según trascendió, se encuentran estacionados la mayoría de los colectivos “nuevos”. Esta inacción se traduce en más padecimiento diario para los pasajeros y también para los choferes, que trabajan en condiciones cada vez más difíciles.
Como agravante, en los últimos días se conoció que varios trabajadores salieron de vacaciones, argumentando que la reducción drástica de los recorridos ha disminuido significativamente su actividad diaria.
La incertidumbre crece, y la comunidad ya no solo exige respuestas, sino también decisiones concretas que garanticen un servicio digno, seguro y eficiente. Por ahora, la realidad muestra todo lo contrario.