Una nueva modalidad delictiva preocupa a los vecinos de la ciudad: delincuentes están rompiendo los vidrios de vehículos estacionados para llevarse todo lo que encuentran en el interior. En la madrugada del viernes, sobre calle Pueyrredón, detrás de la Escuela Normal, fue violentada una camioneta Ford Raptor perteneciente al hijo de un reconocido comerciante local.
No se trató de un hecho aislado. Sobre la calle Arenhardt, otra camioneta, propiedad de A.G., también fue atacada. En este caso, los delincuentes sustrajeron una notebook y una billetera. Minutos más tarde, se registraron otros dos hechos similares: un vehículo particular fue violentado y, posteriormente, una camioneta Amarok perteneciente a W. también fue blanco del mismo modus operandi.
Los vecinos denuncian una creciente sensación de inseguridad y apuntan a la baja presencia policial en las zonas más afectadas. En la jurisdicción correspondiente a la Comisaría Tercera, aseguran que hay menos efectivos que en años anteriores, lo que ha debilitado la capacidad de prevención y respuesta ante estos hechos.
Cámaras de seguridad obsoletas
Actualmente, la ciudad cuenta con solo 26 cámaras de seguridad operativas, las cuales han sido catalogadas como obsoletas. Según especialistas, muchas no registran con nitidez durante la noche y resultan ineficaces para identificar a los autores de delitos o asistir en investigaciones posteriores. A esto se suma la falta de personal para el monitoreo constante y la escasa dotación policial, que en algunos turnos se reduce a un solo agente por zona.
Frente a este panorama, los reclamos de los vecinos no se limitan a pedir más patrullajes o cámaras. Exigen una revisión integral del modelo de seguridad urbana, con inversiones sostenidas, planificación estratégica y un trabajo coordinado entre autoridades y comunidad para frenar el avance del delito.