El joven misionero Elías Nuñes Pinheiro, que se hizo famoso por clonar el celular de funcionarios del Gobierno porteño y jueces de la Corte Suprema con consecuencias políticas de alto voltaje, seguirá preso por orden de la Justicia Federal.
Nuñes Pinheiro quedó preso en junio pasado, cuando se presentó a declarar regularmente, como lo hacía regularmente desde que fue arrestado en la casa donde vive junto a sus padres en un barrio del IPRODHA en Eldorado.
Al principio la Justicia porteña advirtió que Nuñes Pinheiro era quien decía ser: es decir, no un hacker peligroso vinculado a células terroristas o espías, sino un simple muchacho que trabajaba en un local de reparación de celulares y empezó a meterse en la “dark web” hasta que terminó clonando tarjetas SIM sin saber ni siquiera a quién le estaba copiando los datos del teléfono.
Sin embargo en junio pasado, cuando realizó una de esas presentaciones espontáneas, quedó detenido y desde entonces está preso.
Por tercera vez, la Cámara Federal (la causa pasó de la Justicia porteña a la Justicia Federal) rechazó excarcelar al misionero Elías Nuñes Pinheiro.
Los jueces Martín Irurzun y Roberto Boico señalaron que hay razones de peso para dejarlo preso.
Irurzun dijo que “su participación se inserta en un contexto de hechos que revisten gravedad institucional y que están caracterizados por el modo clandestino y oculto en que se manejaban sus autores”, publicó el diario La Nación.
Ese argumento se fortaleció cuando se supo que las tareas del misionero permitieron “actividades de espionaje masivo de distintas personas que se desempeñaban en ámbitos públicos, políticos, periodísticos y/o judiciales”.
En particular, a partir de la incorporación a la causa del expolicía federal y espía inórganico de la AFI, Ariel Zanchetta.
Sin embargo, los argumentos de la Cámara Federal no parecen convincentes. Plan B estuvo en Eldorado en abril de este año, y pudo dialogar con la familia de Elías Nunes Pinheiro, sus padres, el dueño del local de celulares donde trabajaba y comprobó que el chico es quien dice ser, más allá de las elucubraciones a las que llegó la Justicia porteña, que se armó una gran fábula en donde se mezclaban historias de frontera, de terrorismo y de espionaje que no se verificaron en la realidad. Periodista Martin Boer.