Prófugo desde diciembre pasado por abuso sexual en perjuicio de su hija de 5 y su hijastra de 15 años, en la madrugada de ayer Cirilo Antonio Keffer (32) decidió quitarse la vida acorralado por los testimonios y pruebas en su contra.
El padre de la víctima alertó a la Policía, ya que alrededor de las 5.30 escuchó un estruendo proveniente de la casa lindera a la suya, en Paraje Piray Miní de Pozo Azul. El hombre encontró a su hijo tendido en la cama con una herida en el pecho y un revólver al lado.
Por ese mismo comportamiento agresivo, el citado y su padre fueron detenidos por amenazas con arma de fuego en perjuicio de vecinos y hasta familiares. Fue así que la situación en Santa Rita se hizo insostenible y decidieron mudarse a Piray Miní, en Pozo Azul, donde compraron una chacra y se dedicaban a la plantación de tabaco.
A pesar de la violencia, la mujer pensaba que el hombre cambiaría de actitud y apostó a la continuidad de la pareja. Pero la situación se volvió cada vez más truculenta y el 28 de octubre una docente de la hija mayor de T. D. radicó una denuncia por abuso ante la comisaría de la Mujer de Bernardo de Irigoyen. La jovencita se animó y le contó lo que le hacía su padrastro.
“Cuando vino la Policía a buscarle dijeron que era para ir de testigo por un robo, pero llegó a la comisaría y lo detuvieron. Estuvo un solo día detenido y varios días después me enteré por qué. De lo contrario no lo hubiera recibido más”, aseguró.
Pedido de auxilio a escondidas
Con relación a la segunda denuncia contra Keffer, la mujer detalló que el 6 de diciembre ella se quedó durmiendo en su habitación con la beba y su hija mayor, y el padre se acostó en la habitación de las nenas con la pequeña de 5, en la parte superior de la casa.
“En un momento mi nena bajó y me dijo que se iba a cambiar. Le busqué ropa y cuando le cambié le ropa interior noté que tenía una mancha rara; entonces le pregunté que era eso y me respondió que su papá le había hecho eso, y que jugaba juegos que no le gustaban. Ese momento fue terrible y lo enfrenté, pero me decía que estaba loca”, indicó.
Mencionó que quiso llevar al médico a la nena, pero el hombre se negó y comenzó con amenazas. Lo que siguió fue una secuencia de terror, ya que llovía torrencialmente, se cortó la electricidad y la mujer no podía comunicarme con su familia.
Recién a alrededor de las 9 de la mañana del 7 de diciembre volvió la electricidad y su hija más grande logró enviar a escondidas un mensaje de auxilio a una tía.
“Se volvió a cortar la luz y así nos quedamos hasta las ocho y media de la noche, cuando escuchamos un auto. Mi marido abrió una ventana y por las luces vio que llegaba la Policía. Así nomás saltó por una ventana y se perdió en el monte”, relató. Fuente el territorio.