Puerto Pinares de pronto se convirtió en un barrio inseguro y violento, tras sufrir varios robos de todo tipo, se sumó el asalto y toma de rehén de los hermanos Maidana, quienes por fortuna salieron ilesos de la situación.
Pero el robo de una Vaca y su posterior faenamiento disparo en la comunidad una sensación de rechazo e indignación. La vaca conocida como “Beky” estaba a punto de dar a luz, “iba a tener un ternerito”, pero esta naturaleza divina fue truncada, por la aparición de seres indeseables, que ingresaron a la propiedad de José, cortaron la soga y se la llevaron.
“Sucedió en horas de la tarde, 16,30 hs aproximadamente, salimos a mirar y ya no estaba. Luego a unos 1,500 metros de casa, logramos ubicarla, pero ya estaba toda cortada, quisimos salvar al ternero pero ya estaba muerto también” dijo José. El animal fue mutilado, los responsables de la muerte son personas del mismo barrio.
Los vecinos sabían de la existencia del animal, sobre todo porque el niño Nazareno (hijo de José) la cuidaba, la alimentaba, y porque la idea era que cuando naciera el ternero, la leche de la vaca iba a ser distribuida a todos los chicos del barrio. “Estábamos cuidándola para eso, pero no pudo ser….”
Nazareno estudia en la EFA que se encuentra en la localidad de 9 de julio, el desconoce de la situación, el Padre no sabe cómo darle la noticia, “el todavía no sabe, será muy duro, porque solía darle de comer, era casi como un padre para Beky” comenta sollozando.
Además comenta que cuando su hijo Nazareno salía a la puerta de su casa, la vaca la observaba, esperando “la mandioca o el maíz, estaba siempre pendiente de lo que hacia mi hijo”.
En la foto se observa como Nazareno la sacaba a pasear por las calles de su barrio, sin importarle las miradas de los desconocidos, el paseo era para proveerle un poco de alimento y de compañía, se sentía orgulloso de su amiga “Beky”, que lamentablemente fue muerta por unos forajidos, forajidos que solamente deambulan por la vida, para cometer el mal.
Hoy José ya busca una reemplazante, como acelerar el tiempo y calmar el dolor de la familia, sobre todo el de Nazareno.